Ana Alejandre No hay mayor marginación que la que proporciona la muerte, la que pone punto y final a la historia individual que comienza en el momento de nacer y termina cuando acaece el fallecimiento, sea de muerte natural, accidental o voluntaria La muerte, a modo de telón que se baja definitivamente y sin posibilidad de vuelta atrás, separa definitiva e irremisiblemente a quien deja este mundo de los vivos, quedando, uno y otros, a ambos lados de la línea imaginaria pero real que, una vez traspasada, ya no tiene retorno. El suicida, por ello, acuciado por su drama personal, elige el momento y la forma de morir que le saque de este mundo, de su propia angustia y desesperación, para entrar en la nada o en la otra vida prometida a los creyentes. Los periódicos no se hacen eco de estas noticias si no están relacionadas con otros sucesos simultáneos a los que les dan mayor relieve -asesino que mata a su pareja y, después, s...
Diario margina, blog que trata de aquellos temas marginales, pero no de menor importancia, y de los marginados de la sociedad.